El tratamiento de la Miastenia Gravis (MG) tiene un objetivo muy claro: que las personas afectadas puedan llevar una vida lo más normal posible, sin síntomas o con molestias mínimas, y con los menores efectos secundarios. Para lograrlo, se dispone de varias opciones que se adaptan a cada caso. Aquí te las explicamos de manera sencilla.
1. Tratamiento sintomático: mejorando la conexión entre nervios y músculos
El primer paso para tratar la MG es el uso de fármacos anticolinesterásicos, que ayudan a mejorar la comunicación entre los nervios y los músculos. Estos medicamentos aumentan la cantidad de acetilcolina, un químico que permite que los músculos respondan mejor a las órdenes del cerebro.
- Piridostigmina (Mestinon®): Es el más usado. Se empieza con una dosis baja (30 mg cada 4-6 horas) y se ajusta según cómo responda cada persona. Aunque es muy eficaz, puede tener algunos efectos secundarios como diarrea, calambres o sudoración, que se controlan ajustando la dosis.
2. Tratamiento inmunosupresor: controlando el sistema inmunológico
Si los síntomas persisten o son más severos, se pasa a los inmunosupresores, medicamentos que controlan el ataque del sistema inmunológico a los músculos.
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Corticoides (Prednisona): Se usan como tratamiento de primera línea cuando los síntomas son moderados y Mestinon no es suficiente.
- Dosis inicial: Se empieza con una dosis ajustada al peso (1 mg/kg/día), que se va reduciendo poco a poco tras mejorar los síntomas.
- Efectos secundarios: Pueden incluir aumento de azúcar en sangre, nerviosismo, osteoporosis, entre otros, por lo que se vigilan con cuidado.
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Ahorradores de corticoides (Azatioprina): Para quienes necesitan tratamientos prolongados con corticoides, se introduce este medicamento, que permite reducir la dosis de los primeros.
- Beneficios: Es bien tolerado y es el único permitido durante el embarazo.
- Efectos a largo plazo: Puede tardar entre 6 y 12 meses en mostrar resultados, pero funciona muy bien.
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Otros inmunosupresores: Si la azatioprina no es suficiente o no es una opción, hay alternativas como el Micofenolato, Ciclosporina o Rituximab. En casos muy específicos, también se usa el Eculizumab (Soliris®), un tratamiento novedoso para MG refractaria.
3. Tratamientos rápidos para situaciones graves
Cuando la MG empeora de forma repentina, afectando músculos importantes como los respiratorios, se necesita actuar rápido. Aquí entran los tratamientos inmunomoduladores a corto plazo:
- Inmunoglobulinas intravenosas: Ayudan a neutralizar los anticuerpos que atacan los músculos.
- Plasmaféresis: Es una técnica que «filtra» la sangre para eliminar estos anticuerpos de manera más directa.
Ambos tratamientos también se usan para preparar al paciente antes de una cirugía importante, como la timectomía.
4. Timectomía: una opción quirúrgica
En algunos casos, sobre todo si hay un timoma (un tumor en la glándula del timo), se recomienda una cirugía para extirpar esta glándula.
- ¿Quiénes son candidatos? Pacientes con MG generalizada y anticuerpos anti-AChR positivos, incluso sin timoma.
- ¿Cuándo se ve el beneficio? Puede tardar hasta 3 años tras la cirugía, pero los resultados suelen ser muy positivos.
- ¿Quiénes no la necesitan? Pacientes con MG ocular pura o anticuerpos anti-MuSK o LRP4.
Es importante que el paciente esté estable antes de someterse a esta intervención.
5. Tratamientos de soporte: movimiento y bienestar
La actividad física no está prohibida en la MG; al contrario, ¡puede ser muy beneficiosa!
- Ejercicio recomendado: De baja o moderada intensidad, en momentos del día con menos fatiga y con suficientes descansos.
- Beneficios: Ayuda a reducir la fatiga, mejora la fuerza muscular y contribuye a la salud general.
Un tratamiento personalizado
En resumen, el tratamiento de la MG no es único: se adapta a cada persona según sus síntomas y necesidades. Con un buen control médico, los pacientes pueden encontrar el equilibrio entre los medicamentos y un estilo de vida saludable que les permita sentirse bien